San Paciano fue obispo de Barcelona durante la segunda mitad del siglo IV, y es considerado uno de los padres de la Iglesia.
Su fama hizo que Barcelona llegara a ser reconocida internacionalmente entre las diócesis famosas dentro de la historia de la Iglesia universal. Sus escritos todavía son degustados con mucha fruición, por ejemplo, en el breviario u oficio divino que leen todos los sacerdotes del mundo católico.
San Paciano escribió un opúsculo llamado Servulus. También escribió obras sobre la penitencia, el bautismo y contra la herejía novaciana.
En el interior de la Catedral se encuentra el retablo barroco realizado por el escultor Juan Roig en el año 1688, en el que se representan escenas de San Paciano y también de San Ignacio de Loyola. La espléndida imagen de San Paciano preside el retablo. A su derecha está representada la elección de San Paciano como obispo de Barcelona y su entierro.