La imagen de Santa Elena, que fue esculpida en el año 1910 por Eduardo Bautista Alentorn, la encontramos encima del cimborrio de la Catedral de Barcelona.
Su privilegiada ubicación viene determinada por dos motivos. Por un lado, porque ella, madre del emperador Constantino el Grande (Siglo IV) encontró milagrosamente la Veracruz de Jesucristo en el Gólgota de Jerusalén. Es preciso recordar que la Catedral de Barcelona está dedicada a la Cruz del Salvador. Por otro lado, la familia Girona, mecenas de la fachada principal de la Catedral, era muy devota a Santa Elena y muchos miembros de ella se llamaban así.